viernes, 20 de abril de 2012

ASTURIAS SE QUEDA SIN VOZ

Juan Carlos Cuesta, último director de la Voz de Asturias (Foto del propio periódico)

Quien tiene la información, tiene el poder, o eso dicen (yo estoy perfectamente informado y sigo siendo un piltrafilla). Pero, al margen de coñas, estoy de acuerdo. Estar bien informado es una garantía para que no nos tomen el pelo, para que no nos la metan doblada los listillos de turno que pululan a nuestro alrededor como buitres esperando la muerte ajena para darse un buen banquete.

Y cuando un medio de comunicación -prensa escrita en este caso- desaparece no se puede mirar para otro lado porque nos deja a merced de quienes mal meten, en un semiestado de indefensión preocupante. Menos información, peligro para la libertad (y los tiranuelos -aunque sean de medio pelo- están siempre a la expectativa, con la caña lista para pescar en río revuelto o dispuestos a comernos las sopas -o derechos-, como decíamos antes).

LA VOZ DE ASTURIAS, que dirige mi buen amigo Juan Carlos Cuesta, acaba de echar el cierre tras 89 años de periodismo porque los vientos huracanados de la crisis han provocado el naufragio de este Transatlántico de la prensa escrita; era la crónica de una muerte anunciada, a pesar de las muestras de adhesión a su continuidad expresadas en distintos foros y desde diferentes esferas sociales. Nada que hacer. La fecha de defunción estaba escrita y el destino no tenía la menor intención de darle un giro a la situación. Hoy ya no está en los kioskos pero la herida sigue abierta y buena parte de la sociedad asturiana conmocionada. Y nos preguntamos ¿por qué? ¿Qué ha sucedido para que se produzca este desenlace fatal? Hay decisiones que no tienen base lógica (si exceptuamos la económica, a la que tanta importancia se le concede) y raramente son asumibles con naturalidad por la sociedad civil. Nos obstante, hay que reconocer que si los pilares que nos sostienen se van al carajo, nosotros nos vamos con ellos, mal que nos pese. Tampoco sirviría de mucho hablar aquí y ahora de gestión (buena o mala, fue la que fue y aquellos barros trajeron estos lodos). Los grupos editoriales -ya se sabe- carecen de sentimientos al igual que la bolsa o los mercados, que sólo entienden de beneficios y fruncen el ceño tomando medidas drásticas cuando se producen pérdidas. Y así ha ocurrido, lamentablemente, en este caso (aviso para la RTPA).

Desde esta bitácora, manifestamos nuestra solidaridad con los trabajadores del periódico y nuestra pena por la desaparición de un medio de comunicación plural necesario para una sociedad que sobrevive como buenamente puede, a veces amargamente, en estos tiempos revueltos (crisis, recortes sociales, etc.) que nos ha tocado vivir.

Asturias se queda sin VOZ. Mal asunto para quienes consideramos que la libertad de expresión y el derecho a una información veraz, es algo irrenunciable y necesario en un país libre y democrático. Como diría mi admirado Groucho: "Hay muchas cosas en la vida más importantes que el dinero, ¡pero cuestan tanto!". Porca miseria.

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